jueves, 13 de febrero de 2014

NO COMAMOS PERDICES!

Nos sumamos a la campaña de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), por noviazgos SIN violencia. SUMATE VOS TAMBIÉN!



Las señales de alerta son conductas que nos advierten que la relación de pareja es desigual y no se basa en el respeto hacia la otra persona sino en un abuso de poder de un@ sobre el otr@. Son signos que pueden pasar desapercibidos, porque la violencia muchas veces se naturaliza y se percibe como algo “normal”, pero con el tiempo estos indicios pueden aumentar su potencial dañino.
Las señales más comunes para prestar atención son:

  • Critica o pretende que cambies tu manera de vestir, maquillarte o tu forma de ser.
  • Revisa todos tus mensajes en el celular. Quiere saber a toda hora con quién hablás, dónde y con quién estás.
  • Te pidió la contraseña de Facebook o Twitter como “muestra de amor”.
  • Te tocó sin tu consentimiento o te presionó para tener relaciones sexuales.
  • Te dice que no pasan tiempo juntos, e intenta que pases menor tiempo con tus amig@s.
  • Te hace sentir menos, te ignora o te humilla cuando están solos o con otros.
  • Es una persona simpática y respetuosa con los demás, pero contigo es diferente.
  • Te prohíbe hacer ciertas actividades, como estudiar, trabajar, salir, ver familiares o amig@s.
  • Le dan celos las personas que te rodean.
  • No le gusta que salgas con amig@s y si lo haces, todo el tiempo te habla por el celular.
  • Cuando se enoja, sentís miedo.
  • Amenaza con dejarte si no cambias, o amenaza con suicidarse si lo dejas.
  • Culpa a los demás de su conducta o te dice que vos le haces sacar lo peor de él.
¿Te identificás con alguna de estas situaciones? Estas señales nos advierten que la relación de pareja esta siendo posesiva, dominante, limitando tu libertad, de hecho, puede ser el inicio de lo que se conoce como... ciclo de la violencia. El primer paso es poder contar lo que te pasa y pedir ayuda.


La violencia en el noviazgo suele expresarse en una serie de acciones que se repiten de manera continua, es lo que conocemos como el ciclo de la violencia.


Este ciclo puede mostrarse tanto al comienzo de la relación o después de años de estar junt@s. Se basa en cuatro fases que empiezan y terminan de la misma forma: tras el aumento de la tensión y la agresión, llega la calma, la reconciliación y el arrepentimiento junto con la promesa de que no va a volver a suceder. Durante un tiempo se vuelve a la etapa de enamoramiento y el agresor se comporta en forma ejemplar, ¡mejor que nunca! ...pero a esta falsa ilusión sigue un nuevo ciclo de acumulación de tensiones.
Quien maltrata, en general, no se detiene por si solo. Si la pareja permanece a su lado esperando o intentando que cambie, el ciclo comienza una y otra vez, cada vez con más violencia.
Es una espiral en la que la violencia va en aumento y de la cual es difícil salir sin pedir ayuda, pero se puede.

¿Qué se puede hacer para salir del ciclo de la violencia o ayudar a una persona que pueda estar atrapada en un noviazgo violento?


Es hora de dar el primer paso y animarse a romper con lo que hace daño.
Compartir la situación que estás atravesando con alguien cercano y no aislarse, ayudará a entender más claramente lo que sentís. Hablá sobre lo que te pasa, expresá tus dudas con tu amig@, familiar o docente de más confianza.
Si es necesario, pueden buscar junt@s asesoramiento profesional en un organismo estatal o de la sociedad civil. Hay muchos lugares a donde buscar ayuda. La violencia en el noviazgo muchas veces no se ve a simple vista. Para detectar y prevenir situaciones de riesgo tiempo es importante atender a las primeras señales. Es difícil percibir si estás en un vínculo violento, por lo general se piensa que el maltrato es pasajero porque después ves que es agradable la forma en que te trata. Lo que pasa es que la violencia en la pareja no se da de repente y en una sola ocasión, sino que es producto de un proceso que se conoce como el ciclo de la violencia.
Terminar con una relación violenta a veces genera sentimientos de culpa, pero hay que saber que la única persona responsable es la que ejerce la violencia, la dominación y/o el control abusivo. Otras veces, es el miedo lo que impide que se tome la decisión de cortar una relación basada en la violencia. El miedo a quedarse sol@, a cómo reaccionará la otra persona tras la ruptura, o a no cumplir con las expectativas sociales no debe ser una barrera para vivir una vida libre de violencia. Animarse a contárselo a alguien de confianza (amig@, familiar, etc.) nos dará el apoyo y la fuerza necesarios para hacerlo.
En función de la gravedad, de como te sientas, buscar ayuda profesional es fundamental. Tené a mano los números telefónicos a los cuales recurrir en situación de crisis o emergencia.

La violencia es un delito que puede ser denunciado, investigado y castigado.


-Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer-


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